domingo, 22 de enero de 2012

Oración por Owen, John Irving

John Wheelwright, un hombre maduro, anglicano y virgen por convicción, recuerda a su mejor amigo de infancia, Owen Meany, un extraño niño enclenque y bajito, de voz quebradiza y una excepcional capacidad de predicción, con el que jugaba al béisbol. A partir de un extraño accidente en que muere la madre de John, Irving nos sumerge en una extraordinaria historia, tierna y terrible, cómica y amarga a la vez, llena de acontecimientos anómalos y a veces milagrosos.
¿Qué puedo decir de Irving? Cuando lo descubrí en La última noche en Twisted River me propuse leerme todas sus novelas. Sin prisas. Disfrutando de su prosa y de su magnífica imaginación para desarrollar historias. Este fue mi segundo Irving y sólo puedo decir que es uno de los mejores libros que he leido nunca.
 
A traves de John Wheelwrigh, profesor de literatura y el único amigo que tuvo Owen en la infancia y narrador de la historia, Irving nos cuenta la vida de Owen Meany, un chico nacido con problemas de crecimiento y voz de pito pero dotado con una increible capacidad de predicción.
 
Una de las cosas que más impactan cuando lees el libro es como van cambiando tus impresiones hacia Owen. Primero te parece un niño malcriado y egoista, después pasas a odiarlo, con lo que el personaje se te hace costoso, pero a partir de ahí la idea que tienes de él va cambiando cuando comprendes sus actos y vas conociendo más cosas de su personalidad, su forma de pensar y sus motivos, que no son otros que el propio Dios. El mismo Owen se cataloga como "un intrumento de Dios"  y no duda en defender esa idea incluso frente al propio director de la escuela, que es sacerdote, lo que provoca situaciones hilarantes.
 
El personaje de John Wheelwrigh no es un mero narrador de la historia, ya que es parte fundamental en el desarrollo de los acontecimientos y está fuertemente influenciado por Owen. De hecho se hace creyente porque éste le demuestra que Dios existe. Al principio no comprendes bien su amistad hacia Owen hasta que tú mismo no conoces a Owen como él lo conoce. Es el personaje del que más te llegas a encariñar en los primeros capítulos o, al menos lo fue para mí. Los comentarios acerca de los libros que les manda leer a sus alumnas son reflexiones geniales (Irving estudió literatura en la Universidad) y si resulta, como fue mi caso, que algunos de esos libros lo has leido, la complicidad te hace sonreir.
 
Otro personaje fundamental es la madre de Johhny, única persona que conoce quien es el padre de su hijo. Una mujer joven y guapa que esconde más secretos de los que parece y motivo de muchas de las aventuras de Johnny y Owen.  
 
Es este un libro lleno de situaciones agridulces, de esas en las que no sabes si llorar o reir pero que ni la seriedad de lo ocurrido se ve afectada por el modo casi cómico en que ocurre ni viceversa. Otra cosa que me gustó de la novela es que los personajes evolucionan a medida que se van haciendo mayores y se ve como su forma de pensar se va adaptando.
 
Algo que no llegó a gustarme mucho y que me aburrió bastante fueron algunas partes en las que Irving nos habla de política americana. A mí se me hicieron un poco pesadas, posiblemente porque es un tema que desconozco y no me interesa mucho.
 
En definitiva, a través de una pelota de beisbol, un armadillo y un maniquí sin brazos, Irving nos cuenta una historia llena de emociones pero que no llega nunca al sentimentalismo, con una trama llevada magistralmente y en el que todo tiene su porqué.