sábado, 25 de febrero de 2012

El cartero siempre llama dos veces, James M. Cain

La fama de las dos versiones cinematográficas de esta extraordinaria novela, clásico entre los clásicos de la film noir, quizás haya podido ocultar la maestría de James M. Cain. Pero ni la película de culto filmada en los años 40 por Tay Garnett ni la rodada en 1981 de Rob Rafelson -protagonizadas por Jack Nicholson y Jessica Lange-, como tampoco la libre adaptación que de ella hizo Visconti en "Obsesión", logran superar tensión y el impacto que causa en el lector la lectura de la obra que Cain publicó en 1934. Hoy sigue siendo una de las cumbres espeluznantes del género negro. El argumento convoca pasiones desbordantes, codicia compulsiva, mentira ilimitada y un destino infranqueable, el material con el que James M. Cain ha pervivido como uno de los referentes de una literatura que resiste como pocas el paso del tiempo. Frank Chambers, un trotamundos sin empleo, narra en primera persona la atracción que siente por Cora Papadakis, la esposa de un emigrante de origen griego propietario de una taberna en California, y cómo se vuelven amantes unidos por el ardor y la ambición. Pero no será tan fácil librarse del viejo marido. Y habrá que contar, además, con el inescrutable destino: ese cartero que siempre llama dos veces.

Esta es una historia que actualmente puede parecer muy vista, pero que seguro que en el año 1934, cuando fue escrita, no lo era tanto. Por su original argumento, su mezcla de erotismo y violencia, la introducción de elementos como el de la feme fatal o el estilo narrativo tan directo, se ha convertido en una de las novelas claves dentro del género negro.

La historia empieza cuando Frank, un buscavidas sin trabajo fijo, llega a la taberna que regenta Mick, un inmigrante de origen griego. Todo parece ir bien entre ellos hasta que aparece en escena Cora, la mujer de Mick. Una mujer hermosa que encuentra en Frank un revulsivo a su feliz pero monótona vida junto Mick y que llevará a ambos, a Frank y a Cora, a mantener un idilio sexual a espaldas de Mick. La trama se complica cuando Cora le pide a Frank algo más que sexo, a lo que Frank no puede negarse.

Sobre esta base, Cain crea una trama perfecta, sin fisuras, con unos personajes muy marcados. Cora como una mujer capaz de conseguir lo que quiera usando su físico como señuelo y su inteligencia como arma; Frank como el tipo de aspecto duro que, en el fondo, se derrumba ante una mujer como Cora cuando ésta le incita y Mick, un hombre inseguro que es feliz junto a Cora pero que en realidad sabe que debe luchar cada día por ese amor.

La trama está llena de giros sorprendentes que te enganchan a seguir leyendo, y el único pero que le puedo poner (y que no es tal) es que al estar ahora acostumbrados a leer estos libros en los que parece que al escritor le paguen al peso y en los que necesita 200 páginas para presentar a los personajes, otras 200 para introducir la trama y 200 más para contarnos lo que realmente quería contarnos; un libro como este, tan corto, puede parecer que todo sucede demasiado deprisa.

Es un estilo narrativo muy directo, contado en primera persona a través de Frank y en el que casi no hay descripciones y mucho menos análisis profundos de los personajes, que se definen a través de sus acciones. Se puede decir que el único desliz literario que se permitió Cain fue en la elección del título, metafórico donde los haya y lleno de significado cuando has terminado de leer el libro.

2 comentarios:

  1. Yo no guardo un recuerdo demasiado positivo de esta novela. Me decepcionó bastante porque el comienzo es muy bueno y poco a poco me dio la impresión de que perdía el interés, de que se diluía la originalidad de la obra. Me acabó pareciendo un relato surrealista y algo críptico.

    Quizá no fuera el momento de leerla, quién sabe, pero no es un libro que me apetezca releer -por ahora-.

    Un saludito.

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  2. Yo he visto la película varias veces y me parece un clásico excelente. Pero no he leído la novela. En fin igual me animo cualquier día de estos.

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